Todos los padres tienen la sensación de que pasan poco tiempo con sus hijos a causa del trabajo, las tareas del hogar, otros compromisos… cada segundo parece poco y surgen las dudas y el agobio al pensar que somos malos padres.
Pero cambiar nuestros horarios laborales o simplificar nuestra vida no es nada fácil, por lo que hay que recordar que lo más importante no es pasar mucho tiempo con tus hijos, sino pasar un tiempo de calidad.
- Escúchalo atentamente siempre. Aunque estés haciendo algo (conducir, cocinar, poner la lavadora), si tu hijo acude a ti a contarte que ya ha terminado el rompecabezas que estaba haciendo, no le digas: “Estupendo”, sin pararte a ver qué te ha dicho. Préstale atención porque aunque a ti te parezca algo insignificante, para él es muy especial.
- Intenta cenar todos juntos. Es un buen momento para contar las novedades del día y escuchar posibles problemas o dificultades que el niño tenga en el cole, con sus amigos, etc.
- Si durante la semana es imposible hacer las tareas de la casa y las dejas para el fin de semana,escoge alguna labor sencilla que tus hijos puedan hacer para que se involucren en tus actividades y saca siempre un rato para hacer algo divertido en familia: ir a dar un paseo, al cine, a ver un espectáculo infantil… Hay cosas más importantes que tener la casa reluciente.
- Cualquier actividad se puede hacer más atractiva (ir de compras, al médico, etc.): jugar, hablar, cantar, hacer juegos de palabras, lo que sea, tu hijo simplemente quiere estar contigo, divertirse y sentirse amado y querido por sus padres. Mientras juegas, tu hijo se forma y gana seguridad y autoestima y tú te relajas y te distraes de las obligaciones. Esos momentos que pasan juntos son vínculos que se van afianzando y haciéndose cada vez más fuertes.
- Si tu día ha sido un lío y no has podido estar con él ni 5 segundos hasta la hora de acostarlo,explícale por qué no has podido compartir ni un rato con él, dile lo mucho que lo quieres.
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